"¿Y estás en clase esos días?, Si puedes faltar te vienes con nosotros..."
- Daniela Roa
- 22 oct 2020
- 6 Min. de lectura
Mi corazón latió fuerte. Dos de mis sueños estaban por cumplirse de la manera menos esperada. Mi padrino y su esposa (casi mi madrina también) iban a visitar Argentina y me invitaban a recorrer con ellos el sur (la zona de glaciares) y las cataratas del Iguazú en el norte del país. Yo no podía negarme a esta invitación, además que por la forma como se dictaban las clases en mi universidad, me era posible ausentarme un par de días sin que se viera afectado mi rendimiento en las materias.
Casi de inmediato respondí que sí me era factible viajar con ellos, por lo que empezamos juntos a planificar las maravillosas aventuras. Se harían repartidas en dos semanas, en una iríamos a El Calafate y El Chaltén y en otra a Puerto Iguazú y Foz do Iguaçu. Por cuatro días en cada viaje. En el intermedio estaríamos en Buenos Aires.
Llegó el momento de tomar el vuelo para conocer las famosas cataratas, patrimonio de la humanidad y una de las siete maravillas naturales del mundo que se sitúan en la frontera Argentina-Brasil sobre el río Iguazú. Localizadas en ambos países en zonas de protección en medio de la selva por lo que para llegar lo más fácil es contratar un tour, o por lo menos, así lo hicimos nosotros.
Era de mañana y salíamos desde Aeroparque Jorge Newbery en CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) hasta Puerto Iguazú. Volamos por casi dos horas y aterrizamos alrededor del mediodía para después trasladarnos hasta la ciudad y dejar nuestro equipaje donde nos hospedaríamos.
Esa tarde estuvimos recorriendo la ciudad y algunos puntos imperdibles dentro de ella (Haz click aquí y conoce otra historia de este viaje) para esperar hasta el día siguiente cuando iniciaba nuestro tour por las Cataratas desde el lado Argentino.

A eso de las ocho de la mañana del día siguiente llegó a la puerta del hotel una van con nuestro guía y un grupo compañero. Eramos un diverso equipo de diez personas que entre distintas nacionalidades y edades nos hicimos inolvidable el paseo. Anduvimos por carretera media hora hasta que arribamos a la entrada del parque. Ya nosotros teníamos las entradas compradas por lo que simplemente tuvimos que presentar nuestros documentos para el ingreso. Una vez adentro, tomamos el tren ecológico que nos acercaría al camino que lleva al salto más alto e imponente que se encuentra en el lugar, la garganta del diablo. Una caída de 80 metros donde el agua cae tan potente que te salpica y logra formar una nube que llueve enfrente tuyo.
Nos bajamos del pequeño tren luego de diez minutos para andar por el sendero que te lleva al ya nombrado salto. Nuestro guía nos indicó que tendríamos una hora para caminar hasta allá y volver para posteriormente realizar los demás circuitos.
Al principio estaba todo muy silencioso, sólo con los sonidos habituales de la naturaleza: el río, los pájaros y los insectos. Sin embargo, con cada paso que dábamos y nos acercaba, se iba escuchando poco a poco el estruendo de la enorme cantidad de agua cayendo. Nos sorprendíamos desde lo lejos y tomábamos fotos de nuestro alrededor.
Al llegar al final de la pasarela había muchísima gente, todos húmedos y con caras de felicidad haciendo fotos y videos para el recuerdo. El ruido que se siente ahí es tan alto que para poder conversar con quien tienes al lado necesitas hablarle justo en el oído para ser escuchado.
Diferentes aves entran y salen de la cascada y se bañan en la fría agua del río, mientras la nube blanca que se forma al frente tuyo no te permite ver muchos metros más en la distancia. Realmente es algo que explicar con palabras se queda pequeño para todas las sensaciones que se tienen mientras estás en ese lugar.
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Durante todo el día visitamos el lado argentino de las cataratas. De manera popular se dice que es como si estuvieses en un teatro. De ese lado estás actuando y del lado brasileño, de público espectador. Esto porque los circuitos del primer país atraviesan los saltos; los puedes ver y sentir desde muy cerca, a veces caminas arriba, al lado o al frente; pero siempre en el medio de los más de 200 saltos y la selva que los rodea. Desde Brasil presencias el espectáculo de ver millones de litros de agua cayendo por minuto. Casi todos como en vitrina al mismo tiempo, en vista panorámica.
Para continuar el camino de oro del primer día, tomamos la excursión dentro del parque que te acerca en barco a una de las cascadas. Es a mi parecer lo que más vale la pena de toda la visita. Nos subimos a una lancha, nos colocamos un flotador y nos acercamos muchísimo a los saltos. La frecuencia energética aquí es muy alta y aunque no la veía, sabía que vibraba y se movía para todos los lados. Lo tenía tan cerca que penetraba cada poro de mi piel logrando sentir que eso viene de algo mucho más grande que nosotros. El agua ahí cae fuerte y te demuestra de manera muy contundente y sin hacer daños, el vigor de la naturaleza. Casi no podía abrir los ojos por la enorme cantidad de agua salpicando y cuando ya era hora de devolvernos, aún cuando estás completamente mojado, no quieres que acabe y la sonrisa de oreja a oreja no se te despinta del rostro.
Terminamos del todo nuestro día con un paseo en Jeep por la zona verde del parque natural para al final de la tarde llegar al hotel a tomar un delicioso baño y descansar para la siguiente jornada en donde cruzaríamos la frontera.
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Nos levantamos el día después en la mañana y con el cielo nublado esperamos nuevamente a nuestro guía con el grupo. Cruzamos la frontera por auto y la primera visita que realizamos fue al enorme duty free que se encuentra en la zona, recorrimos un rato el lugar para quien quisiese comprar y más tarde nos dirigimos al Parque Nacional do Iguaçu.
Al entrar aquí tomamos un bus de dos pisos que tiene la planta superior descubierta. Anduvimos por quince minutos en la selva hasta bajar a la gran plaza que nos regaló la primera panorámica de las cataratas desde el lado de Brasil.
El día estaba con muchísima humedad y había una incesante llovizna que no se detenía pero tampoco nos frenaba nuestra segunda visita a las espectaculares cataratas del iguazú. En el margen Brasileño hay prácticamente una sola y larga pasarela que bordea todo el río. Podíamos desde aquí deleitarnos con cada uno de los saltos de en frente y con la naturaleza que nos rodeaba mientras caminábamos hasta el final. Esta fue una actividad mucho más corta, pero al igual que la del primer día, dejó un sello en mi vida como un antes y un después ante el reconocimiento de la grandeza en las obras de la naturaleza.
Casi al terminar el recorrido encontramos otra pasarela que se adentra totalmente al río y que queda al borde de una caída de agua. Aquí tomamos un desvío para apreciar desde otra perspectiva la Garganta del Diablo para finalmente llegar a un enorme salto al lado de un balcón donde no dudé en acercarme para mojarme y llenarme de toda esta maravillosa energía que existe en el ambiente.
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Este paseo fue uno de los más especiales que he hecho. En definitiva cada lugar tiene un encanto y su magia, pero en el momento que estos dos están relacionados a la naturaleza en si misma, tienen una escala aún mayor a cuando se trata de algo creado por el hombre.
Nosotros llegamos a Iguazú después de haber estado en los glaciares, y en lo personal siento y comprendo que aunque ambos sitios tienen su alto nivel de asombro y fascinación, la energía viva que yo sentí aquí, no lo comparo con nada que hubiera visto antes y haya visto hasta ahora en mi vida. Era felicidad al máximo esplendor, como cuando soñamos que estamos en el paraíso y que todos los problemas se acaban. Sólo puedes sentir plenitud.
¿Has soñado alguna vez con visitar - o ya has visitado- las cataratas del iguazú o alguna otra cascada?, ¿Tal vez algún otro sitio natural que te haya dejado así de alucinado?
Yo hoy les digo que si tienen la oportunidad no lo aplacen más y háganlo rápido realidad. ¡Va a ser uno de los mejores viajes de sus vidas!... Una de las maneras más fáciles de llegar es desde Buenos Aires pero hay muchas otras maneras más, si te decides puedes escribirme y te apoyaré en la organización de tu paseo.
¿Te gustó esta historia y te hizo imaginar cada lugar descrito al punto de querer estar ahí?
¡Los leo!
Con amor,
Daniela
Que historia tan bonita y mi gratitud a Santi y Clau que te llevaron a conocer ese lugar tan increíble, espero ir algún día!