La inacabable cuarentena
- Daniela Roa
- 11 sept 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 12 sept 2020
Llegó marzo de 2020 y todo iba muy tranquilo, teníamos en casa una vida "normal". Mis papás trabajaban en horario común, mi hermana menor iba a la universidad a recibir clases, mi hermana mayor y mi cuñado trabajaban desde casa y yo también iba a la oficina a primeras horas de la mañana hasta finalizar la tarde.
En las noticias comenzaba a sonar el tema del virus que estaba en China, en lo personal muy ingenuamente lo vi como algo que pasaba a lo lejos. Se me olvidó que todo, y más hoy en día, está conectado. Al poco tiempo empezó a sonar que la enfermedad también estaba aquí y por medidas de precaución debíamos irnos a casa y encerrarnos para evitar la propagación. Prácticamente a la misma vez, todos en mi país quedamos encerrados. En mi caso con mi núcleo familiar completo en el mismo lugar.
Los primeros días seguíamos trabajando remoto y mi hermana menor, Mariana, con clases virtuales. Cada uno en sus asuntos personales, como era costumbre. Sin embargo, con el pasar de los días a algunos se nos fueron modificando las actividades relacionadas que comúnmente hacíamos. Comenzamos a tener cierto tiempo extra libre que era perfecto para conectarnos como hogar, reunirnos y compartir.
Uno de nuestros miembros, mi cuñado Michelet, es juguetón por naturaleza. Casi todos los fines de semana nos tenía un juego nuevo que enseñar. Nos sacó "canas de color verde" por la "complejidad" de los mismos. Mis papás (y la verdad es que a mi también) desacostumbrados de jugar, nos causaba cierta flojera , pero aún así él no se rendía y ahí nos veías después divirtiéndonos hasta las 3 de la madrugada y muertos de la risa con la burla habitual que hay en mi casa, y terminaba Michelet, serio con cierto "disgusto" (aunque no en realidad) porque todo juego para él es cosa seria jajaja.
Puedo decir que en mi familia nos queremos mucho, sin embargo, siempre hay momentos de desacuerdos. En uno de los primeros fines de semana llegó uno de aquellos comentarios fuera de lugar, a lo que de inmediato se dijo que para mantener la buena convivencia evitáramos críticas feas que pudiesen herir a los que teníamos al lado.
Así lo entendimos, y aunque creo que es casi que imposible evitar los momentos de disgusto, siento que fue ahí donde empezó nuestra maravillosa cuarentena, llena de amor, unión familiar y proyectos personales de cada quien pero que al mismo tiempo terminan siendo también de todos.
Desde que mi familia se formó y yo no existía mis papás han trabajado. Ambos han sido empleados de empresas locales y multinacionales donde les ha tocado cumplir con grandes responsabilidades y horario laboral. Cuando mis hermanas y yo éramos niñas siempre permanecíamos en casa con mi abuela materna; ella a su manera llena de bastante amor nos acompañó en muchísimas actividades y tareas del colegio. Estaba con nosotras durante la tarde y ya en la casi noche, si mis papás no se encontraban de viaje por trabajo, llegaban ellos y podíamos compartir.
El tiempo que teníamos en común los 5 era limitado, entre colegio y trabajo, sólo pasábamos realmente juntos los fines de semana.
Después crecimos, mi hermana mayor y yo nos fuimos a vivir varios años fuera de Colombia y ahí, aunque nunca dejamos de amarnos, cada quien estaba viviendo su propia vida.
Como todo es perfecto, no me quejo tampoco y amo también que de alguna manera haya sido así nuestra realidad de chiquillas. Eso nos enseñó a las 3 a ser muy independientes y dejar los miedos al momento de tomar decisiones. La verdad es que no teníamos a nuestros papitos a un lado todo el tiempo para que nos dijeran qué hacer y cuando los llamábamos al trabajo para poner las quejas, si bien recibíamos su apoyo y guía, nos dejaban bien claro que las peleas eran asuntos que teníamos que resolver nosotras mismas.
Aunque para el mundo en general la cuarentena no ha sido perfecta, hoy quiero compartir que a nivel personal y familiar, la he visto con los ojos del amor de la manera más magnifica posible. Ha sucedido esa recuperación del tiempo que no tuvimos antes ninguno por el contexto en que vivíamos. Ha significado conocernos y reconocernos, luchar por el otro y apoyarlo en lo que está pasando, sentirnos cerquita y sin ganas de que esta nueva etapa familiar termine.
Siempre pienso que la vida nos termina recompensando y en el momento justo llega para regalarnos eso que de alguna manera sentimos que nos había hecho falta. El tiempo nuestro para estar físicamente juntos a lo mejor era ahora. Hoy en día mis hermanas y yo estamos grandes y llenas de sueños con pensamientos críticos que disfrutamos compartir y argumentar con nuestros padres y viceversa. Actualmente somos todos conscientes que seguimos aprendiendo de cada uno de nosotros en cualquier dirección. Y siento que ha sido de las épocas más lindas que a nivel familiar hayamos vivido.
Sin lugar a dudas la cuarentena nos ha afectado a todos en algún punto, pero siempre creo que está en cada individuo colocarle la actitud y la etiqueta para tomarlo como "bueno" o "malo". Para mi ha ocurrido espléndido porque he decidido sentirlo así. A lo mejor en otro momento por ciertas situaciones hubiésemos decido llenarnos de miedo, preocupación y aburrirnos de estar 24/7, pero no. Ha sido bello compartir, conectarnos y disfrutarnos nuevamente como familia, hacer ejercicio juntos, crear juntos, reír juntos, cantar juntos, bailar juntos, cocinar juntos, jugar juntos, trabajar juntos y montón de momentos más juntos.
Ahora más que nunca me siento afortunada con la familia que tengo, del equipo que somos y del rol que cada uno cumple. Agradezco infinitamente por venir y pertenecer a ella.
Para cerrar esta semana decidí traerles esta reflexión personal pues un día hablando con una amiga del tema, me hizo caer en cuenta que hay momentos y etapas que muchos estamos viviendo al mismo tiempo y en ocasiones no compartimos con nadie. Cuando nos comunicamos, ya sea por textos u oralmente, podemos sentirnos identificados con la otra persona y es bonita la sensación que tenemos al saber que no estamos pasando solos por algo, puede ser lindo o no; pero así nos apoyamos, acompañamos, o sino, multiplicamos el amor y la felicidad.
Ahora, los leo a ustedes, ¿Se identificaron?, ¿cómo han decidido ver, sentir y vivir este 2020 con su cuarentena?
Con amor,
Daniela

La foto no es de la cuarentena, pero es todo lo que ha hecho parte de ella. Incluido el que no se ve pero sacó esta fotaza. @MicheletDiez
Linda historia, esta ha sido una oportunidad para hacer cambios en nuestras vidas. Me encanta leerte !!!
Dani. Muy hermoso. La pandemia ha sido una gran maestra . Tu percepción la hace maravillosa, llena de aprendizajes y agradecimiento. Un tiempo de reajuste, de recarga , de limpieza. Yo tambien agradezco !!
Gracias por plasmar este momento en tu blog Dani; así mismo lo he sentido yo y leerte me ha hecho apreciar todo lo que hemos compartido durante la cuarentena. El mejor momento juntos.